Discazos imprescindibles: Agila

Acabo de caer en la cuenta de que no he hablado de ningún disco en castellano, porque si bien el cine español puede dejar por norma general bastante que desear (o esa es mi opinión) no dejo de pensar que en el panorama nacional tenemos discos estupendos que reflejan el sentimiento de ciertos sectores o estratos de nuestra piel de toro en momentos determinados.

Si bien en otras ocasiones he hablado de discos y grupos que practicaron eso de llegar y besar el santo, lo de Extremoduro ha sido fruto de la constancia. Pocos grupos pueden decir que han alcanzado el estrellato con varios discos a sus espaldas; Robe ha tenido que aguantar trampas, espantadas, mentiras y toda clase de tretas de la cara sucia del mundo discográfico.

Muchas han sido las teorías y las explicaciones que los analistas se dan para explicar el rotundo ascenso de los extremeños, yo puestos a darle más vueltas a las cosas planteo una ecuación:

Irreverencia + Poesía + canallada x música = Extremoduro

Yo lo veo así.

Ya desde el principio del disco sabemos que estamos ante un disco atípico, Buscando una luna empieza con una limpia guitarra acústica seguida de un saxo cálido a cargo de José Sañudo y Robe invocando a Machado:

Salgo a pasear por dentro de mí
veo paisajes que de un libro
de memoria me aprendí:

Llanuras bélicas y páramos de asceta
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín

El tema sigue haciendo referencia a los bares y a la vida cotidiana llevando un ritmo a veces más rápido que otras, pero nunca un ritmo cansino. Me encanta esa canción.


Prometeo ya empieza a marcar el territorio de una banda de rock, con guitarras crujientes y ritmo acelerado sin dar la tregua de la canción anterior. Además se empieza a notar otro síntoma del estilo de Extremoduro, pongo dos párrafos de la canción:


No me levanto ni me acuesto día
que malvado cien veces no haya sido


Me revuelco por el suelo y me revienta la polla de pensar en tí
me desangro y riego tu jardín

De las dos parejas de versos, una de de Miguel Hernández y la otra de Robe. Adivinad cuál es de uno y cuál del otro.

Nada más terminar con eso debes encajar la poderosa intro de Sucede que arranca con una pesimista convicción:

Sucede que me canso de ser hombre

Después de una intro recargada de adrenalina nos suelta un verso de Pablo Neruda. Cierto es también que es una canción extraña tiene momentos en que no sabes si Robe habla, canta o recita, pero deja algunas frases que merece la pena recordar:

¡Sol déjame en paz!
La luna me ilumina, en esta ruina entra la claridad.

Y otra interesante, la mezcla de influencias de Robe:


no he vuelto a ser el mismo
desde que se fue
Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón

En cuarto lugar arranca uno de los himnos de Extremoduro, culpable del exitazo que supuso Agila allá por el 96: So payaso
Tiene un inicio tranquilo con un piano con pinta de arreglillo y una guitarra como argumentos. Poco a poco la canción va creciendo hasta llegar a una vorágine de viento y cuerda, rock y jazz. Si escucháis este tema aceptad un consejo: dadle volumen.

A esta pieza genial le sigue El día de la bestia con tintes más heavys, el tema se incluyó en la banda sonora de la película de Alex de la Iglesia. Ciertamente no es mi tema favorito de Extremoduro ni mucho menos, no me llama la atención la letra por su brillantez, y musicalmente apenas podemos apuntar un riff muy gracioso después del estribillo.

Tal vez para compensar tanta depresión y dureza se tiran hacia el pitorreo de su mánager con la canción Tomás, que les queda muy simpática

En ¡Qué sonrisa tan rara! nos encontramos con una agradable sorpresa: la colaboración de Albert Plá en una canción intimista y que reivindica la elección personal de la vida de cada uno:


Dejadme de hablar,
no me hace reir,
la gente normal se podía morir.

Termina con un solo muy sugerente y bien tocado.

Bueno ahora abran paso, viene una de las mejores canciones del grupo: la infravalorada Cabezabajo con la que no puedo dejar de flipar cada vez que la oigo. Empieza con un ritmo marcado y sonido pesado, sigue con un riff recortado ataviada con puentes deliciosos. En cuanto a la letra... no me resisto a poneros esto:

Probaré la droga una de cada
y volver fiel a repetir
pa encontrar la que más me degrada
y abrazarme a ella hasta morir.

Abreme el pecho y registra es como la hermana pequeña de Qué sonrisa... un tema de corte intimista tocado con elegancia que termina con un poema de SOR Campana a grito desesperado:

NI VERTIENDO POLVO
en el cajón de los sueños
consigo auyentar las pesadillas
que pueblan mis borracheras,
largas noches de descontrol
y fuego perdido,
pequeñas y fieras alimañas
que devoran mi vida
hasta contaminarse

Todos me dicen tiene dos etapas: una primera de balada suave con dos puñetazos por estribillo y una segunda movida bastante más rockera casi rozando el funk en los bajos. Es decir que pasa de estos versos:


Me contó la mañana que estaba loco por ti,
que mi vida ya no me importaba;

Mediodía me tranquilizó y me dijo que ya te vería,
me sacó un poco de mi locura, me apegó un rato más a la vida.
todos me dicen.

A otros como estos:

Tú te crees que yo me invento
de qué color es el viento,
me lo encuentro por la calle
y siempre paro a hablar con él.
Y hace tiempo que no miento
y no pienso volverme atrás
si no puedo equivocarme: ponme riendas y un bozal.

Rutina empieza a molestar,
algún muro habrá que derribar.
Locura ya ha vuelto a por mí:
yo la doy la mano y a morir, a morir.

Correcaminos estate al loro no es una canción con demasiado mensaje, claro que se lo perdono. Nunca me había planteado el imitar el sonido del correcaminos con una guitarra, es una de las canciones más frescas de Extremoduro, de hecho ésta y las dos que le siguen son las más frescas de todo el disco.

La carrera es una adaptación de un tema del primer grupo de Robe Dosis Letal es un tema sobre drogas con poca chicha la verdad, divertido, pero con poco que ofrecer salvo acordes sucios y chavales descarriados. Las drogas han sido una constante en las canciones de Robe, aquí las trata de forma bastante frívola. Inapropiado para él.

Me estoy quitando es un tema celebradísimo, versioneado de los Tabletom en plan flamenquito muy muy graciosa.

Lo que te queda al escuchar Agila es una sensación de euforia porque contiene de todo: desde el reclamo para el pasajero hasta las claves para el oyente obsesivo, porque este disco tiene una calidad tremenda y el espaldarazo que han recibido desde entonces les ha valido para que le perdonemos algunos tropezones posteriores a Agila, la verdad se han ganado a pulso el derecho a equivocarse.