Mis antihéroes favoritos: Luca Torelli

Atendiendo a una petición inicio hoy una sección de los antihéroes que más me molan. A todos se nos vienen a la cabeza cuando se habla de antihéroes algunos personajes bastante definidos (de los que por supuesto hablaremos en otra ocasión), pero he pensado que al ser la primera vez que escribo sobre ellos presentaros (si no lo conocéis) a uno de los mayores bastardos de la historia del cómic: Luca Torelli, Torpedo 1936.

Torpedo 1936 es responsabilidad de Jordi Bernet Cusso y Enrique Sánchez Abulí desde hace más de 15 años Luca Torelli nos deleita con sus escarceos y aventuras.

Pero pongámonos en su situación: la vida no es fácil para Luca, tiene que desafiar a matones, asesinos, mafiosos, chivatos, policías (muchos de ellos corruptos)... adáptate o muere, esas son las reglas y Luca es de los que se adapta. No le incomoda ocuparse de los asuntos más turbios porque deja de lado sin ningún reparo cualquier tipo de ética y de moral. Desde luego no es un hombre que atesore muchas virtudes: es bastante machista, es cruel, si tiene que matar a alguien lo mata... es la vida de las calles, cualquier día le tocará a él y lo tendrá que afrontar; claro que mientras ese día llega tendrá que seguir haciendo lo único que sabe hacer.




No os dejéis engañar por su aspecto huesudo, Luca es duro, duro de verdad no como los narcisistas de gimnasio que pululan por ahí y que los que manejan los cánones han impuesto; su rostro es como la piedra, sus ojos fríos como el lago Cocito... la sombra de la muerte es alargada, espigada como su figura y cuando la sombra de la muerte acecha lo mejor es no suplicar, porque Luca Torelli hace lo que tiene que hacer y punto.

Casi me olvido de Rascal, él es lo más parecido que tiene Luca a un amigo, es su lugarteniente. Trabaja para él consiguiendo información por los medios más escabrosos que uno pueda imaginarse. La verdad es que Rascal es un cretino, pero es un cretino fiel. No es fácil sobrevivir en los años 30 para un tipo gordo, cobarde y no demasiado inteligente, por eso acompaña a su jefe al fin del mundo: si hay que extorsionar, se extorsiona, se siente.

Así que ya sabéis que si buscáis un cómic en el que el protagonista no es fiel, ni noble, ni bondadoso, ni sea escrupuloso en cobrarse una deuda sea de la forma que sea, acudid a los bajos fondos para contactar con Luca Torelli: Torpedo 1936, un tipo de cuidado.