Los perros de mi mujer (una forma de viajar en el tiempo)

Cariño el perro ladra, estos son Testigos de Jehová disfrazados. Seguro.



Nunca sé que pensar cuando lo hago sobre la factoría Disney, intercala maravillas y bodrios. El caso es que en sus películas con actores de carne y hueso no estoy muy ducho. Sé que existe la infumable 101 dálmatas, pero no caigo en las demás; puede que haya películas Disney que me gustan y yo no lo sepa. Nunca se sabe.

Pues el otro día por fin me hice con un viejo clásico enterrado en mi memoria: Los perros de mi mujer. Antes de que protesten les diré que tienen razón: no es más que la vieja treta de los supuestos buenos repelentes que le hacen la puñeta al más feo y con menos encanto, con el que simpatizas. De acuerdo, en eso tienen razón, pero esta peli tiene mucha magia, mucho encanto. Los animales son los absolutos protagonistas, haciendo actuaciones memorables.

Poco se puede decir también de la banda sonora, acompaña perfectamente las trastadas de los salchicha dejando en evidencia al pobre Bruto. La iluminación y el colorido invitan al divertimento.

En fin da igual lo que diga, lo más importante es que durante hora y media volví a tener 7 añitos.

Feliz Año