Viajando con Dante (2)
Nos habíamos quedado con Dante y Virgilio enfilando las puertas del Averno, estas son grandes y negras, Dante se encuentra la siguiente inscripción:
Por mi se va a la ciudad doliente,
por mi se ingresa en el dolor eterno,
por mi se va con la perdida gente.
La justicia movió a mi alto hacedor:
Hízome la divina potestad,
la suma sabiduría y el primer amor.
Antes de mí ninguna cosa fue creada
sólo las eternas, y yo eternamente duro:
¡Perded toda esperanza los que entráis!
Esto es lo que se encuentra Dante en las puertas del Infierno propiamente dicho, así en plan de cómo entréis lo flipaís. Virgilio le dice a Dante que no tenga miedo y que esa es la realidad del destino de los humanos. También le dice que esos son los que se han perdido al vicio y merecen su justo castigo porque literalmente han perdido el bien del intelecto.
Es entonces cuando avanzan y Dante empieza a describir de manera más cruda el infierno:
Allí suspiros, llantos y grandes males
resonaban en el aire sin estrellas,
que me hicieron llorar no bien entré.
Lenguas diversas, horribles lenguarajos,
palabras de dolor, acentos de ira,
altivas y roncas voces, con puñadas,
tumultuaban todas rondando
siempre en aquel astuto aire sin tiempo,
como la arena que el torbellino aspira.
Dante le pregunta a Virgilio quiénes son esa peña y este le responde que son los neutrales, los indiferentes al bien y al mal que son pinchados por moscones y avispas y por los que Virgilio parece tener un gran desprecio.
Por fin llegan al río Aqueronte que tienen que cruzar para entrar en los mundos infernales, Dante sigue preguntando a Virgilio que le dice que se calle un poquito que todo llegará y que se enterará a su debido tiempo de las cosas.
Los que están allí que no eran temerosos de Dios son recogidos en el río por Carón que conduce la barca que los lleva al infierno, Dante se estremece viendo como Carón riñe y maldice a los condenados y los obliga a subir a la barca, dándole remazos a los remolones. Los condenados se maldicen a sí mismos e incluso entran en súbita locura deseando ser castigados. De pronto estalla una tormenta en la noche sin estrellas que lo hace todo mucho más tétrico. Dante se desmaya.
Cuando se despierta sigue en la barca de Carón acompañado de los condenados y de Virgilio al que Dante ve pálido e intenta reanimar, Virgilio le dice en un arranque de espontaneidad que él mismo pertenece a ese mundo como pagano que es; pero le dice que le ayudará a atravesar los infiernos y que él irá delante.
Por fin pasan el vestíbulo y la puerta del infierno y se adentran en el primer círculo donde están los no bautizados (limbo), aquí Dante rinde pleitesía a los grandes pensadores, médicos y filósofos del mundo antiguo, Platón, Aristóteles, Homero, Zenón, Averroes... un dato curioso: entre todos estos grandes Dante se incluye como uno más avisando de que es uno de los más grandes.
Próximamente después de el descanso del primer círculo acompañaremos a Dante en el segundo, el de los lujuriosos.
1 Comments:
Perded toda esperanza los que entráis!!!
Genial...el viaje de Dante a los infiernos no es más que una metáfora del duro mundo que a veces nos toca vivir...
Publicar un comentario
<< Home