Mitología: Belerofonte

Bueno terminó la feria y terminaron mis vacaciones y aunque no me vaya a matar de trabajo con este post al menos volveré a la tónica anterior.

Belerofonte es hijo del rey de Corinto llamado Glauco y su nombre original era Iponoo, pero mató sin querer a su hermano Belero mientras cazaban, así que se cambió el nombre por Belrofonte (asesino de Belero)

Algo de tiempo después se encontraba en la corte de otro rey como invitado y la reina se le insinuó, el bueno (o idiota según se mire) de Belerofonte rehusó el encuentro carnal con la reina que encolerizada lo acusó de intento de violación.

El rey quiso matarlo pero Belerofonte se benefició de las leyes contradictorias de los griegos que decían que no se podía cometer agravio alguno a un invitado, así que el rey se las ingenió para que fuera a matar a la Quimera, y esta matara a nuestro héroe, librándose así del marrón.

Lo que no sabía Yóvates (suegro del rey anterior y verdadero encargado de solucionar el problema), era que Belerofonte estaba enamorado de una de sus hijas y que tenía las bendiciones de Atenea que quiso hacer justicia para el joven guerrero, ya que él no había hecho nada malo.

Así pues Atenea le dio unas bridas de oro para que pudiera así controlar a Pegaso y que le dejara montar sobre él y ayudarle. Montado sobre Pegaso, Belerofonte mata a la Quimera (un monstruoso ser con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente), metiéndole plomo fundido por la garganta. Hoy día decir que algo es una Quimera es decir que algo es muy difícil, casi un hito.

Belerofonte regresó victorioso y el rey Yóvates con un cabreo de tres pares le manda vencer a los sólimos, unos salvajes aliados de las amazonas. De nuevo nuestro héroe tiene éxito y Yóvates aburrido de conspirar contra la vida de alguien protegido por los dioses le concede la mano de su hija.

Con el tiempo Belerofonte se volvió chulito y Zeus decidió tirarlo de Pegaso en pleno vuelo, quedando lisiado, acto seguido condujo a Pegaso al cielo y lo convirtió en estrellas, su constelación. Belerofonte vivió como un mortal más recordando sus glorias pasadas.